La propuesta de Ley del Seguro de Desempleo parecería una excelente idea a primera vista. Nadie puede negar que sea necesario contar con un instrumento económico que nos ayude a sobrellevar los problemas ocasionados por la pérdida del empleo y, por ende, de la fuente de ingreso a la economía familiar. Hay personas que organizan sus finanzas para poder pagar un seguro de este tipo, de forma personal, libre y con profunda conciencia y responsabilidad con su familia, cuidando las vacas gordas para épocas de vacas flacas. Tener un seguro de desempleo es, por ende, una buena idea.
Las malas ideas inician cuando, desde el gobierno, se quiere imponer obligatoriamente este seguro. Lo malo es la forma de estructurarse, de acceder a él en caso de requerirse, de cómo se financiara y de los responsables de su administración. La idea general, repito, es buena; lo malo son los detalles.
Actualmente no tenemos un seguro de desempleo como tal. Tenemos una ayuda por desempleo que obtienen los trabajadores formales cotizando al Seguro Social (o al ISSSTE) al 46 días de haber sido dado de baja ante el instituto de seguridad social que corresponda. Esta ayuda se tramita obteniendo una constancia ante el IMSS (o ISSSTE) y solicitándola en la AFORE donde el trabajador tenga su cuenta individual. Los recursos provienen de su cuenta de Retiro, Cesantía en Edad Avanzada y Vejez. Al trabajador se le descuentan semanas de cotización y únicamente puede acceder a esta ayuda cada cinco años.
No es el mejor proceso ni lo más justo para los trabajadores, ya que el descuento de semanas de cotización retrasaría el momento de su pensión al obligarlo a cotizar las semanas descontadas o a restituir el monto de la ayuda por desempleo. Hay mucho campo para hacer un mejor sistema de apoyo al desempleado.
Ante semejante oportunidad el gobierno propone la Ley del Seguro de Desempleo. Sin embargo, en lugar de mejorar y perfeccionar lo ya establecido, propone un esquema nuevo que no proporciona mejores condiciones a los desempleados y disminuye su patrimonio al crear el Fondo Solidario. Los principales puntos negativos de la propuesta, en mi opinión, son los siguientes:
La creación de una nueva cuenta en la cuenta individual administrada por las AFORES, que la autoridad llama “Subcuenta Mixta”. Esta cuenta estaría integrada por aportaciones patronales del 2%, las cuales se toman de las aportaciones del 5% que actualmente se cotizan al INFONAVIT. Esto es, de las aportaciones a la cuenta de vivienda del 5% se toman 2% para la nueva subcuenta mixta.
El nombre de subcuenta mixta viene porque su propósito será múltiple ya que podrá ser utilizada para cubrir el seguro por desempleo o, en caso de que el trabajador solicite un crédito al INFONAVIT se tomara el saldo de esta cuenta para complementar el monto del crédito. Esta cuenta es parte del patrimonio del trabajador y en caso de contar con saldo al momento de la pensión se le entregara al trabajador, ya sea para contratar un monto mayor de pensión o en efectivo si no tiene derecho a tal pensión.
Lo malo de esta subcuenta es que le quita recursos a la cuenta de vivienda que, estadísticamente, es más utilizada en el corto plazo por los trabajadores y al ser ejercido el derecho al crédito INFONAVIT esta cuenta quedaría en ceros. Al quedar en ceros la cuenta mixta, el importe del seguro por desempleo provendría del fondo solidario, pero limitado a un salario mínimo elevado al mes del área geográfica del trabajador.
Ya que hablamos del fondo solidario, este es otro de los errores de la propuesta y, desde mi punto de vista, el más nefasto de ellos. Este fondo solidario se financiaría con la aportación patronal del 1% de los salarios integrados de los trabajadores, pero no sería un porcentaje adicional, pues se tomaría del actual 5% que se paga al INFONAVIT. Con esto tenemos que la actual aportación al INFONAVIT se reduce del 5% al 2% (2% para la subcuenta mixta + 1% para fondo solidario). Así que, de hecho, el fondo es pagado con patrimonio de los trabajadores que actualmente se acumula en su cuenta de vivienda y que ya no formaría parte de tal cuenta.
Lo nefasto de este fondo es que no es patrimonio del trabajador y, por lo tanto, no podrá recuperar este dinero, a menos que sea usuario del seguro de desempleo y no tenga dinero en su subcuenta mixta.
Para que un trabajador tenga recursos suficientes en su subcuenta mixta y no tenga que hacer uso del fondo solidario tendría que trabajar 11 años y tres meses (sin contar rendimientos o minusvalías), por lo tanto, en la práctica, el monto a recibir por seguro de desempleo seria de un salario mínimo. Lo malo es que si obtienes recursos del fondo solidario o si el gobierno federal tiene que hacer los pagos porque el fondo solidario no cuente con recursos, los trabajadores solamente podrán acceder a este seguro una vez cada cinco años.
Este seguro de desempleo tendría un impacto negativo en trabajadores que tengan más de 5 años de cotización y que ganen más de 2.5 salarios mínimos, ya que el dinero que recibirían con la propuesta seria significativamente menor al que actualmente podrían recibir.
En mi opinión, los recursos para este seguro de desempleo deberían provenir de la subcuenta de retiro, que ya tiene fondos por las aportaciones del 2% patronal, y aumentar la aportación del trabajador en un 3% del salario diario integrado para que, en lugar de esperar más de once años para tener recursos propios, se pueda ahorrar en 4 años y medio. Además, al utilizar una subcuenta que no el trabajador no utilizara en el corto plazo, se garantiza que tenga recursos al momento de la situación de desempleo del trabajador.
En caso de que el trabajador no haga uso del seguro de desempleo, el saldo de la subcuenta de retiro se sumaría a la de cesantía en edad avanzada y vejez para comprar una pensión o renta vitalicia o que se le devuelva al trabajador, según sea el caso.
La idea del seguro de desempleo es buena, hay que perfeccionar el fondeo y la operación.
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