Hoy, en el portal del diario Mileno, se publicó una nota
firmada por Nicolás Alvarado, actual director de TV UNAM en el que habla del
fallecimiento de Juan Gabriel y la reacción que, en calidad de director de un
canal cultural de televisión pública, tuvo ante el suceso. En él, confiesa que
Juan Gabriel no fue para él un ídolo, pero que reconoce el impacto cultural que
tiene en México. Nicolás confiesa que el problema de no reconocer a Juan Gabriel
como un ídolo es suyo, exclusivamente suyo, y está relacionado con la vida, las
condiciones y las legítimas aspiraciones que tiene para sí. Reconoce en su penúltimo
párrafo que la perdida es real y es de él.
En su último párrafo remata con una referencia a una canción,
cuyo título es “Soy un esnob”, en una clara referencia a que Nicolás se ve a sí
mismo como tal, lo que le imposibilita disfrutar el arte de Juan Gabriel. A
pesar de ello, asume su responsabilidad como director de canal de televisión y
la importancia cultural que tiene, y tendrá, la música de Juan Gabriel, por lo
cual se transmitirá un programa televisivo como homenaje al Divo de Juárez.
Las redes sociales, algunos medios y los creadores
profesionales de trending topics se
le lanzaron a la yugular por sus confesiones:
“Me irritan sus lentejuelas no por jotas sino por nacas, su
histeria no por melodramática sino por elemental, su sintaxis no por poco
literaria sino por iletrada”
Y en la frase final de ese mismo párrafo, su mea culpa, “condicionado como estoy por
mi circunstancia, no puedo evitar reaccionar como reacciono”.
Lo que me llama la atención es como muchos no soportan que
la gente no piense como ellos y de inmediato viene la avalancha de
descalificativos e intolerancia. Muchos lo califican de pseudo intelectual,
pero esos mismos no saben usar correctamente las preposiciones gramaticales. Le
reclaman que considere jotas y nacas a las lentejuelas, apoyados en el
argumento de que sus gafas blancas y su forma de vestir son ridículas. Atacar la intolerancia
con intolerancia.
Juan Gabriel era un iletrado. Él mismo lo decía abiertamente,
no tuvo estudios de secundaria. Su condición fue humilde y paupérrima en sus
primeros años de vida. La letra de sus canciones no son obras de arte
rebuscado, son simples, llanas y entendibles por un pueblo, en su mayoría,
iletrado como él. Eso lo convirtió en un ídolo.
A pesar de que Juan Gabriel no tuvo educación formal y de que Nicolás se
presenta como un intelectual, comparten una característica que muchos deberíamos
asumir: Viven la vida como consideran que serían felices. Juan Gabriel con sus
canciones y Nicolás con sus aspiraciones intelectuales, ambos con su peculiar
estilo. La diferencia, como el título de una de las mejores canciones de Juan
Gabriel, es que uno es un ídolo por ser como la mayoría y el otro es blanco de
nuestra intolerancia por no ser como la mayoría.
Y que cada quien reaccione condicionado por su propia
circunstancia.