El presidente López Obrador ha hecho uso de las redes sociales como una forma de seguir haciendo campaña política, aún después de haber ganado la elección y de asumir el cargo como presidente de la República. Una de sus redes preferidas es YouTube. El presidente se ve feliz y satisfecho grabando vídeos a lo largo y ancho de la República Mexicana. En algunos nos invita a degustar una sabrosa bebida, en otro una comida rural, en algunos comparte el paisaje mexicano y, también en algunos casos, jugando su deporte favorito: el béisbol.
Las nuevas tecnologías han dado nacimiento a nuevas
actividades profesionales. Una de ellas es el ser creador de YouTube o
influencer. Mucho de esta actividad se basa en la popularidad del creador para
seguir vendiendo su contenido, ya sea a las marcas comerciales o a través de
los programas de patrocinio. Por eso todas sus actividades van encaminadas en
incrementar y defender la popularidad de sus canales. El presidente no es
diferente a muchos de ellos. En muchas de sus mañaneras se le ha visto
defendiendo su grado de popularidad acusando a medios, periodistas y sociedad
civil cuando en ejercicio de sus legítimos derechos le recriminan su falta de
actuación o su parcialidad al momento de ejercer el mando constitucional de
presidente de la República.
López Obrador parece utilizar una estrategia para acrecentar
su popularidad en redes, la cual consiste en ser agresivo, violento o hacer
cosas para llamar la atención a toda costa. Eso, cuando se ejerce el cargo de
presidente de la República, es tremendamente peligroso. El ser presidente de la
República no es un concurso de popularidad. Es una alta responsabilidad de
tomar decisiones, en algunos casos, complicadísimas, difíciles y trascendentales
y qué poco abonarán a la popularidad del presidente en turno. López Obrador no
entiende esta realidad y simplemente lo que busca es ser popular.
El populismo es el ejercicio público pensando en incrementar
la popularidad del funcionario, sin medir las consecuencias de su falta de
acción en temas sensibles y complicados. El funcionario debe basar su desempeño
en el mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes, incluso tomando
decisiones impopulares, pero necesarias.
Muchos Youtuberos e influencers han perdido su modo de vida
al realizar acciones que rebasaron los límites y cayeron estrepitosamente del
gusto del público. Tomaron decisiones equivocadas pensando que su popularidad
les permitía hacer y deshacer. El público los regreso a la realidad. En el caso
de López Obrador, sus comentarios y acciones son cada vez mas audaces y esta a
punto de cometer un grave error que derrumbara su popularidad y su apoyo
social. El problema es que él no perdería un canal de YouTube, él perdería un país
y, posiblemente, el futuro de millones de mexicanas y mexicano.
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