Comentarios muy, pero muy, personales sobre diversos temas. Política, economía, responsabilidad social, espectáculos, dinero y otros. En ocasiones habrá videos y podcast, pero no muy seguido.
8 de julio de 2013
¡Que pinche vergüenza!
14 de noviembre de 2012
El negocio de la Ética.
13 de julio de 2010
Ayuda por desempleo y matrimonio
Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro - Información para Trabajadores
11 de abril de 2010
Mexicali, una ciudad con el espíritu del Sol.
El domingo de pascua, 4 de abril, de 2010 Mexicali fue estremecido por un fuerte sismo de 7.2 grados en escala Richter. El terremoto afecto principalmente la zona agrícola conocida como Valle de Mexicali, donde fue localizado el epicentro del terremoto, y donde se presento un fenómeno conocido como licuefacción del suelo. Afortunadamente en la ciudad los daños fueron menores, considerando la fuerza del sismo, donde se derrumbaron bardas y algunas casas.
Un terremoto de similar intensidad devasto Haití a principios de 2010. Las escenas que vimos en televisión e Internet de aquel suceso nos estremecieron y el mundo entero acudió en auxilio de la pobre nación.
En el caso de Mexicali, las estructuras resistieron, desafortunadamente hubo tres fallecimientos y afortunadamente no vivimos las mismas experiencias que el pueblo haitiano. Sin embargo, la zona del Valle de Mexicali si necesita la ayuda, tanto nacional como internacional, pues los 35,000 afectados se quedaron sin casa y sin medios de abastecimiento y trabajo.
La diferencia más importante entre los sismos de Haití y el de Mexicali es la actitud de la gente. En Mexicali la población civil reacciono inmediatamente. Primero constatando la seguridad de sus familias y después recorriendo al llamado de ayuda de los hermanos en desgracia. Desde el primer momento en que los medios llamaron a la sociedad para donar víveres y casas de campaña para los damnificados, los habitantes de Mexicali respondieron copiosamente al llamado.
En los lugares donde se requiere la ayuda, ha mantenido el orden y han colaborado con las misiones de ayuda. Se establecieron centros de acopio por el gobierno, los medios, algunos políticos, pero principalmente la sociedad civil.
Mexicali es una ciudad con espíritu. El espíritu que le han dado los millones de habitantes que ha tenido a lo largo de 107 años de historio y que han soportado los rayos de un sol abrazador. Una ciudad cuyo suelo capturo al sol y que hoy usa esa fuerza para ayudar al hermano.
¡Mexicali esta en pie, mostrando el espíritu cachanilla!
Saludos
15 de enero de 2010
Haití: Un país sin esperanza.
Una desgracia terrible esta siendo vivida por el pueblo de Haití en estos días. Después de un terrible terremoto de 7 grados y de un minuto de duración destruyeron la mayor parte de la ciudad capital, Puerto Príncipe, y dejaron miles de muertos. Muchos de estos cuerpos están en las calles, con una simple cobertura en el mejor de los casos, haciendo que el horrendo caos de los edificios caídos se sume al olor de la descomposición.
En las imágenes de todas las televisoras y todas las fotos que están en Internet se puede observar casi siempre la misma escena: Los cadáveres en el suelo y los haitianos caminando al lado de ellos como si no existieran. Los rostros de las personas reflejan un desinterés que resulta escalofriante. La ausencia de esperanza es terrible en un país destrozado por una tragedia como esta.
Otro aspecto terrible es la falta de solidaridad y apoyo mutuo. En los escenarios de los derrumbes no se ve al pueblo tratando de auxiliar a sus compatriotas. La mayoría de las personas que están ahí son los socorristas de otras naciones que se avocaron en el auxilio. Es muy triste ver un país derrotado por su circunstancia y no tener la minima esperanza.
A México le sirvió el terremoto del 85 para despertar su conciencia social y, al menos en lo político, comenzar a moverse hacia la democracia. La reacción de la sociedad mexicana fue totalmente diferente a la haitiana. Los haitianos que han demostrado mayor preocupación y coordinación son los que están fuera de su país.
Ojala esa gente regrese pronto a su país para renovarle el espíritu y quitarles el actual estado mental de “que sea el otro el que haga las cosas” que parece estar establecido en Haití.